UNA CORRIDA DE TOROS VISTA POR TELEVISIÓN EN CENICIENTOS
Viendo una corrida un día en televisor de un bar, y con Rafael Ortega, "el tesoro de la Isla, orgullo de San Fernando", firme, asentado en el ruedo, se despojó la montera, antesala del matar, y una moza que allí estaba exclamó:"¡Ahí va es calvo y además está muy gordo! ¡Qué corrida que irrisión esto es de toros el colmo!". Y de la moza un hermano que a su lado se encontraba, atento y cerveza en mano al hacer de Rafael, se levantó del asiento movido por un resorte de agoniosa indignación, puesto que él se hallaba incurso en la misma apreciación: era calvo y era gordo y sus pufos de torero tuvo también en su día, y aquella desvergonzada venía con martingalas, que si calvo que si gordo, despreciando a Rafael, que un cañón era su espada y su muleta un portento, y por algo sus paisanos le llamaban "su tesoro", y no atendiendo a razones expulsó fuera a la hermana a coces y a mojicones.
UNA CORRIDA DE TOROS VISTA POR TELEVISIÓN EN CENICIENTOS
ResponderEliminarViendo una corrida un día
en televisor de un bar,
y con Rafael Ortega,
"el tesoro de la Isla,
orgullo de San Fernando",
firme, asentado en el ruedo,
se despojó la montera,
antesala del matar,
y una moza que allí estaba
exclamó:"¡Ahí va es calvo
y además está muy gordo!
¡Qué corrida que irrisión
esto es de toros el colmo!".
Y de la moza un hermano
que a su lado se encontraba,
atento y cerveza en mano
al hacer de Rafael,
se levantó del asiento
movido por un resorte
de agoniosa indignación,
puesto que él se hallaba incurso
en la misma apreciación:
era calvo y era gordo
y sus pufos de torero
tuvo también en su día,
y aquella desvergonzada
venía con martingalas,
que si calvo que si gordo,
despreciando a Rafael,
que un cañón era su espada
y su muleta un portento,
y por algo sus paisanos
le llamaban "su tesoro",
y no atendiendo a razones
expulsó fuera a la hermana
a coces y a mojicones.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho